Con el puntapie inicial del Centro de
Proteccion a la Naturaleza (Cepronat) de Santa Fe, junto a otras
organizaciones, se lanzó alla por el 2006 la campaña Paren de
Fumigarnos, que hoy reúne a asambleas, organizaciones y/o referentes
de cerca de cien localidades de la provincia, con el propósito
mínimo de lograr que cesen las fumigaciones sobre las personas y sus
alimentos.
La campaña tomó un rápido impulso debido a la creciente preocupaciòn expresada por vecinos de distintas localidades de la provincia que veían deteriorar su calidad de vida y cambios en la forma de enfermar y de morir. A esta lucha por -y en defenza de- la vida se unieron, sindicatos, agrupaciones barriales, culturales y de diversa índole de la sociedad civil, pero principalmente ciudadanos dispuestos a llevarla adelante por estar en juego no sólo la salud actual sino la de generaciones venideras
Con tal propósito se han realizado peticiones, marchas y acciones legales con resultados variados. Sin embargo, considerando que entre los objetivos primordiales estuvieon también brindar información científica poco difundida y concientizar sobre el daño provocado por un modelo de agricultura tóxica importado en los años 90 y hacer visibles los enormes y crecientes costos sanitarios y ambientales que el mismo produce, puede decirse que el saldo fue altamente positivo, aunque las respuestas institucionales hayan estado muy lejos de las necesidades de la población.
Acciones emblemáticas como la decisión del juez de San Jorge limitando la zona fumigable, forzando a la conduccion de la Universidad Nacional del Litoral y al Ministerio de Salud provincial a expedirse sobre la peligrosidad de todos los agroquímicos,sumado a la recolección de 30 mil firmas -la mayor peticiòn ciudadana de que se tiene registro en la provincia- para que la Legislatura dictara una ley que prohiba las fumigaciones aéreas y ponga limite a las terrestres, o el impulso al dictado de algunas ordenanzas de importancia, en comunas e intendencias de la Provincia son logros que nos estimulan a seguir adelante.
De igual forma, poder compartir los mismos problemas y sueños con amigos de otras provincias como Chaco, Córdoba, Entre Rios, Corrientes y Buenos Aires, así como con comunidades de pueblos originarios, organizaciones campesinas y estudiantiles tanto de nuestro país como de paises vecinos, tales como Paraguay, Ecuador o Brasil, permitió no sólo acortar las distancias sino advertir la magnitud del problema y de la resistencia. También comenzaron a recorrer el camino junto a las víctimas, importantes personalidades de variadas áreas de la sociedad como científicos, médicos, bioquímicos, ingenieros agrónomos, sociólogos, enfermeros, docentes, periodistas e incluso algún funcionario o representante público; y muchos artistas comprometidos con su pueblo.
Con tal propósito se han realizado peticiones, marchas y acciones legales con resultados variados. Sin embargo, considerando que entre los objetivos primordiales estuvieon también brindar información científica poco difundida y concientizar sobre el daño provocado por un modelo de agricultura tóxica importado en los años 90 y hacer visibles los enormes y crecientes costos sanitarios y ambientales que el mismo produce, puede decirse que el saldo fue altamente positivo, aunque las respuestas institucionales hayan estado muy lejos de las necesidades de la población.
Acciones emblemáticas como la decisión del juez de San Jorge limitando la zona fumigable, forzando a la conduccion de la Universidad Nacional del Litoral y al Ministerio de Salud provincial a expedirse sobre la peligrosidad de todos los agroquímicos,sumado a la recolección de 30 mil firmas -la mayor peticiòn ciudadana de que se tiene registro en la provincia- para que la Legislatura dictara una ley que prohiba las fumigaciones aéreas y ponga limite a las terrestres, o el impulso al dictado de algunas ordenanzas de importancia, en comunas e intendencias de la Provincia son logros que nos estimulan a seguir adelante.
De igual forma, poder compartir los mismos problemas y sueños con amigos de otras provincias como Chaco, Córdoba, Entre Rios, Corrientes y Buenos Aires, así como con comunidades de pueblos originarios, organizaciones campesinas y estudiantiles tanto de nuestro país como de paises vecinos, tales como Paraguay, Ecuador o Brasil, permitió no sólo acortar las distancias sino advertir la magnitud del problema y de la resistencia. También comenzaron a recorrer el camino junto a las víctimas, importantes personalidades de variadas áreas de la sociedad como científicos, médicos, bioquímicos, ingenieros agrónomos, sociólogos, enfermeros, docentes, periodistas e incluso algún funcionario o representante público; y muchos artistas comprometidos con su pueblo.
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